Y sí, querido lector, estemos en la fase que estemos, seguimos transitando una pandemia y, como sospechamos, por más normalidad que emulemos, ya nada volverá a ser como antes. Y podríamos filosofar sobre el futuro pero la cosa es más simple: la cuarentena nos dio la tarea forzosa de repensarnos a nosotros mismos, lo que queremos y, a su vez, repensarnos en función de un otro. Por eso, hoy, ávidos de una debida autocrítica nos toca preguntarnos ¿qué pasa con los medios de comunicación en este contexto? Sí, más allá de la pluralidad de respuestas, y evitando caer en los clichés sobre la importancia y rol que tienen en el día a día, hemos observado que más de un medio, como señala la sabiduría popular, se comporta como el tero: canta de un lado y pone sus huevos en otra parte. ¿Hipocresía, tal vez?¿instinto de supervivencia? Vaya uno a saber…
Es que, no importa en que plano estemos, en algún momento asoma este doble discurso y moral. Si observamos los medios nacionales, escuchamos que están en contra de la grieta y piden que se termine esa división social que denigra la argentinidad. Pero, a su vez, son los mismos medios quienes la vuelven a fogonear, echándole cada tanto un troquito más al fuego. Claro, sin la grieta se complica más hacer televisión, radio o tener un poquito de éxito si es que publicás algo en alguna red social. Pero ojo, hay que entender bien las diferencias y tener cuidado: esto no es si estás o no con la ley del campo, ni ver qué sale de la votación de la 125, ni juzgar el voto no afirmativo de Cobos por más polémico que sea… Hoy es otra la historia: son vidas que se apagan, abuelos abandonados, padres separados de sus hijos, niños que quedan huérfanos, familiares que no pueden despedir a sus muertos, miradas tristes, llantos, dolores contenidos, impotencia frente a realidades que desbordan cualquier ficción… Hoy no debiera tratarse de un punto más de rating, sino de la vida misma que se escapa absurdamente día tras día.
Por eso, se vuelve más inexplicable el accionar de algunos medios y “profesionales” de la comunicación. Sabemos que los que siempre jugaron a ser sensacionalistas, hoy, parafraseando el refrán, por la práctica ya son expertos. Pero también tenemos a otros debutantes en estas ligas (llámese Viviana Canosa, Jorge Rial o Cristina Pérez) que, al no tener el oficio, quedan en evidencia y sólo incitan a profundizar la grieta estando “en contra de”. Cada una de las posturas defendidas por ellos mismos, carecen de argumento. Parecen los caprichos reiterados de quienes se sienten fastidiados por algo que no saben explicar. Son como los gritos de los teros que resuenan lejos de sus nidos. Mientras hablan de compromiso, de abrir todo y de salir a la calle, viven en barrios exclusivos sin entender ni mezclarse con el común de la gente. Por eso la audiencia, esté de acuerdo o no con lo que dicen, notan esa falta de coherencia y naturalidad propia del inexperto. No así, con aquellos a los que le sobra postura e ideología (llámese Navarro, Lanata, Leuco, Majul, Silvestre o Legrand).
También los del Pro cantan en un lado y ponen los huevos en otro: en los medios hablan y hablan de la cuarentena generando discusiones sin grandes argumentos, mientras desconocen que ellos mismos dejaron un país más empobrecido. A su vez, en vista de las elecciones del 2021, mandan a su gente a manifestarse en las calles mientras ellos se quedan cómodos en sus casas haciendo en cada provincia reuniones por zoom para ir armando de a poco sus cuadros políticos e incentivarlos a realizar más marchas (por supuesto, sin que ellos asomen la cabeza).
Quizá la excepción sea en Río Negro. Aquí los medios de comunicación no cantan en un lado poniendo sus huevos en otro. No, en esta provincia, todos están en la misma canasta. ¿En cuál? no sabemos, pero seguro que ha sido la que indicó a nivel provincial el no señalar las dificultades de los Soria cuya ciudad ya no es sinónimo de Fiesta de la Manzana, rotondas ni canalitos parquizados, sino 30 mil vecinos rionegrinos por debajo de la línea de pobreza y en estado de vulnerabilidad. Cabe aclarar que tampoco salimos a criticar al gobierno provincial por algunos desaciertos o cosas que se podrían haber evitado (tal vez, sí hubo responsabilidad y obsecuencia de algunos medios, pero no de nuestra parte ya que comprendemos la gravedad de la situación). Quizá no por ser benévolos, sino que demasiado tiene la provincia con los problemas que afronta cada día de punta a punta: ya ven, mientras en Regina un vecino pidió el juicio político para el Intendente y su pedido entró formalmente en el Concejo Deliberante (hecho que alentó la ilusión de algunos), en otra parte de la provincia un micrófono abierto dejó al descubierto la interna del gobierno y los problemas de Juntos (micrófono que también alentó rumores de pasillos seguramente incitados por la incapacidad de la oposición para oponerse con fuerza que sólo recurre a dichos maledicentes). En fin, todos saben que es el gobierno de Arabela y eso no se discute (si no lo discute el jefe Weretilnek, quién va a tener las jinetas para hacerlo, salvo que el senador sí sea como el tero pero esta consideración la dejamos a vuestro criterio). Por eso creemos que, en esta provincia, para bien o para mal, todos estamos en la misma canasta. Aunque, si hablamos de refranes, también hay otro con mucha pertinencia: “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
Éste es nuestro humilde aporte a una autocrítica que continúa en proceso. Por eso, querido lector, te dejamos esta invitación: que nos digas qué pensás al respecto.