Casi finalizando el mes de las infancias, cómo no acordarse de aquellas travesuras y anécdotas tan necesarias que nos ayudaron a ensayar a ese adulto que somos hoy. Juegos, amistades, compañeritos de escuela, recuerdos, reuniones familiares, hasta cumpleaños con bonete y todo… No, querido lector, no queremos hacer una oda a la melancolía. Sólo pensar en ese mundo más sencillo donde el disfrute cotidiano presentaba la realidad como una gran kermese en la que elegíamos cuál iba a ser el próximo juego al que iríamos a desafiar nuestras emociones.
Claro, hoy las infancias son distintas y la época en que vivimos, más aún. Pero algo queda y es la necesidad de protegerlas de ese mundo adulto al que pasan tan rápido, sin tener el tiempo de juego suficiente para imaginar una realidad menos dura. Esa necesidad de poner un reparo frente a las especulaciones de los adultos, que sin discriminar cada situación, los exponen a riesgos innecesarios (y no hablamos solamente de volver a las aulas sin garantías).
Por eso, querido lector, pensando en las infancias, permítannos volver a ese mundo con una perspectiva diferente, más sencilla y hasta lúdica (¿por qué no?) como cuando en la escuela te hacían hacer una hipótesis de lectura sobre un título, antes de que sepas a ciencia cierta cómo terminaba el cuento.
Así nos ejercitamos con las PASO 2021, haciendo hipótesis con la realidad que leemos en cada especulación y dato impreciso (y no es que no hagamos nuestro trabajo de búsqueda e investigación, es que este juego no termina aún). Es más, si nos ponemos muy estrictos, hasta se nos podría acusar de futurólogos dependientes de las estadísticas, pero a pesar de eso, la consigna es aventurar una hipótesis que dará lugar a posibles escenarios reales que sí pueden cambiar el curso a nuestra sociedad o por lo menos de nuestra vida cotidiana.
Ya sabemos que las próximas elecciones dejarán a sólo dos participantes sentados en la tan deseada banca de diputados. Son tres los que jugarán fuerte y con posibilidades reales de llegar pero la calesita de estos comicios, “sólo reparte dos sortijas” (como decía un legislador rionegrino) y el resto tendrá que bajarse del animal o vehículo de juguete al que se subió (ya sea una nave a la estratósfera, una canoa marca Titanic o un poni volador).
Sí, “sólo tres empanadas para dos personas” decía sin culpa el personaje del radical Luis Brandoni, mientras veíamos que se estaba comiendo una en “Esperando la carroza”. Así como vemos hoy, en estas PASO, que Tortoriello está próximo a ser uno de los comensales que sin culpa alguna, logre llevarse la empanada de los radicales (según la opinión de la mayoría y los datos referenciales que apoyan esta mirada).
Pero si hablamos de Río Negro, más que empanadas, pensemos en manzanas. Si en total son diez, siete se reparten entre los kirchneristas y el gobierno nacional de turno (sí, los nacionales y populares son la mayoría indiscutida) y las tres restantes son para los de la vereda de enfrente. Ahora bien, de esas siete, resulta que hay cuatro manzanas rojas y tres verdes. Y tanto los de Juntos Somos Río Negro como a los del Frente de Todos les gusta comerse las que están más dulces. Por lo que habrá una cuasi disputa entre ellos para ver quién se queda con las cuatro más jugosas (aunque, al fin y al cabo, sigan siendo ellos mismos los que mantendrán el status quo actual). Por otra parte, están las tres manzanas restantes que creemos que le van a tocar a Tortoriello, según los datos de las últimas encuestas publicadas que lo posicionan en ese lugar (¿y adivinen de qué color son esas manzanas? sí, adivinaron, esas son de color amarillo). No sabemos aún cuántas les tocarán a Juntos y al Frente (si 4 y 3 o, quizá, 3 y 4. Como decíamos de chicos: «la suerte es loca, al que le toca, le toca”) pero lo que sí sabemos es que Aníbal va a tener un empate técnico con alguno de estos dos partidos, (repetimos, según los sondeos emitidos hace un tiempo atrás, cuando aún se podían publicar cifras, a las que accedimos como medio de comunicación).
Según los informes, la tendencia marca 30 puntos para Juntos, 26 para el Frente de Todos, 13 para Tortoriello, 7 para De Rege, 3 para Jalabert y 21 puntos sumarían entre votantes de otros partidos e indecisos. Pero, como “del dicho al hecho hay mucho trecho”, hay que considerar que estos datos se dan a partir de lo que dijo la gente en su momento, y ahora nos queda comprobar cuál va a ser el caudal real de votantes que sufraguen el 12 de septiembre (y cómo el ánimo de los votantes pudo variar o no en este tiempo. Por ejemplo, si se llega a nacionalizar la elección, entonces el Frente de Todos le ganaría a Juntos por paliza y flor de elección que se haría).
Por eso, si preguntás, en la calle te dicen: “ni idea, esto está pa’ cualquiera”, pero nadie se anima a vaticinar resultados aún. Además, cualquier especulación “dependerá de que la gente vaya a votar o no por la pandemia”, te dicen otros. Mientras que en ciudad Gótica… ya urdieron una artimaña para que la elección se canalice sólo en tres fuerzas, y ahora esperan que todo funcione según el plan y que no sea Tortoriello quien manotee la sortija en una de esas vueltas que da la vida (ahí sí que se transformaría en la mítica y dorada “manzana de la discordia”).
Si en el Senado, le dan a Weretilnek, la presidencia de una comisión y el acuerdo es aportar para el proyecto, ya de arranque el Frente de Todos sumaría un senador y un diputado. Por eso, “lo importante es que entren uno de Juntos y uno del Frente” -se dice el Gobierno Nacional, mientras que manda a bajar los decibeles de la campaña para respetar este acuerdo. No pueden arriesgarse y repetir otro 2017, cuando doblaron en votos a Juntos Somos Río Negro y, como respuesta, ellos bajaron a su candidato. No, esta vez, deben dejarlo crecer y “hacer la plancha, que con eso nos alcanza para que lleguen los dos diputados y ahí completamos el acuerdo. Nada de alharaca, ni panfletos, ni publicidad, ni estrategias de campaña… sólo esperar a que funcione el plan y que ningún imponderable pase sin permiso” -afirman a nivel nacional.
Claro, el “terciar” la elección siempre es un riesgo que no se puede manejar y cuando el soberano vota, aunque no lo digan en voz alta, muchos políticos tiemblan como cuando nos decían “saquen una hoja”. Y además, como ya hemos dicho en editoriales anteriores, Tortoriello quiere ganar de verdad y va consolidando su proyecto hacia el 2023 con una escala segura en la diputación. Tanto como nosotros vamos a ver, si es que Weretilnek se anima a seguir jugando en esas ligas, su rostro en las boletas a presidente (como dice el refrán, “dale ideas a un loco, nomás” que después desde Buenos Aires te dirán “che, el que lo trajo al loco, que se lo lleve”, parafraseando ese dicho risueño tan común en la política). En fin, quizá el día que lo veamos entre los presidenciables, sintamos la satisfacción de comprobar hasta dónde llega un rionegrino cuando se propone algo.
Por ahora, querido lector, sólo podemos aventurarnos en el juego de hacer hipótesis ya que lo único cierto es que, si imaginamos que ya pasaron las PASO y, por ser el mes de las infancias, sumamos golosinas: 30 caramelos para Agustín Domingo + 26 chupetines para Ana Marks + 23 paragüitas para Tortoriello + 21 gomitas para los indecisos y otros partidos, de seguro nos va a dar como resultado un tremendo empacho que nos va a durar hasta que terminen los comicios.