El orsai (última parte de la saga “Una cortita y al pie”)

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Si algo hemos aprendido de fútbol, es que podemos tener a un “crack” en la cancha pero si no está en el equipo adecuado, si no es dirigido correctamente, si no trabaja en conjunto, si no desarrolla estrategias de juego y si no se posiciona en el lugar correcto mientras se está jugando, no va a llegar ni a besar la copa ni siquiera recibir una medalla por participar.

Y así, querido lector, en estas mismas condiciones está hoy el socialismo rionegrino: en “off side”, o mejor dicho, en “orsai” (no importa que sea el mismo perro con distinto collar, por convicción a este sector los anglicismos no le irán jamás, aunque en cualquier idioma estén igual “fuera de juego”).

Aclaremos que la semana pasada, en el editorial “Un picadito”, señalamos que íbamos a distinguir la situación de los partidos de Izquierda a la del Socialismo, aunque transitan el mismo destino trágico de no llegar al podio (con la salvedad de que mientras unos juegan por jugar, los otros, al menos, se equivocan en las gambetas del juego profesional y, al ubicarse fuera de lugar, les aplican la regla 11).

Actualmente, Río Negro tiene dos representantes y listas de este sector, pero por razones ideológicas, que ni uno puede entender, van por separado: son dos espacios casi similares pero se autoperciben muy distintos entre sí, ya que el Movimiento al Socialismo (Nuevo MAS) y el Partido Socialista, si bien no compiten entre ellos por el mismo espacio, tampoco hacen alianza para lograr mejores resultados (¿¡tan distintos serán entre ellos!? como decir peronistas y radicales, como decir Juntos Somos Río Negro y el PRO. ¿Tan así de diferentes? Bueno, serán muy argentinos, pero la parte de que “los hermanos sean unidos… porque sino los devoran los de ajuera”, no se la aprendieron).

Desde el Nuevo MAS, Elena Correa decía “vamos a trabajar por los jóvenes, las mujeres, el colectivo LGBTI+, por los pueblos originarios, por la ecología…” Sin duda, tanto altruismo y tanta generosidad los van a dejar en orsai por estar tan adelantada en el sector de juego. Claro que son razones válidas y muy loables también pero, a veces menos y concreto, termina por sumar más (y este slogan va de regalo para que la próxima no desperdicien la jugada).

El Partido Socialista con Paolo Etchecopareborda, a diferencia de los partidos de Izquierda, intentó hasta ir junto con el Frente de Todos en las últimas elecciones a gobernador. Por supuesto, fue una jugada compleja y arriesgada (tanto como pronunciar correctamente el apellido del candidato). Más allá que, después de firmar el acuerdo de partidos, no los tuvieron en cuenta ni siquiera para escuchar lo que pensaban. No obstante, Etchecopareborda demostró una capacidad estratégica y de autocrítica al decir en nuestras radios que “de nada sirvió más que para ser útil al proyecto frustrado y personal de Soria. Al menos sumamos una experiencia y tenemos la conciencia tranquila de que todo lo intentamos”.

Sí, el socialismo se presenta solo, recordando la mala experiencia y los desaires del Frente de Todos en el 2019 pero “demos vuelta la página y avancemos” dice el candidato, contándonos algunos ejes de su campaña, mientras ocupa el lugar del “cuidado ambiental” que dejara la ahora funcionaria nacional Magdalena Odarda como tema central a debatir. Además del ecosocialismo, “trabajaremos en combatir el narcotráfico porque este tema condiciona la agenda política”, señala Paolo. También “el acceso a la tierra para trabajarla, en vez del verso de los comodities productivos como una solución económica para el país, ya que genera riqueza sólo para un pequeño sector” dijo en referencia al gran costo y riesgo ecológico que produce plantar soja y la mega cría de porcinos “sin pensar en el riesgo de aparición de enfermedades y nuevos virus como consecuencias de esto”.

Pero, al escucharlo, hay algo más que llama la atención: no sólo la claridad con la que esboza las razones y tres lineamientos de la campaña, sino la convicción con la que sale a jugar a la cancha sabiendo que hubieran podido tomar otros rumbos y hacer otras jugadas pero no lo hicieron para no sacrificar sus valores. Sembramos en cada rincón de la provincia un poquito de socialismo. Es una siembra que en algún momento dará frutos, y tal vez ni siquiera yo esté aquí para verlo, pero capaz un nieto pueda decir, ‘hubo socialismo’.” dice Paolo estando frente a la pelota, dispuesto a no ceder, a que nada lo distraiga, a pesar de que su destino, en esta ocasión, es quedar también fuera del juego.

Ahora bien, a pesar de estos elogios, seguro te preguntarás, querido lector, por qué los sacamos del juego. Y la respuesta va sin malicia ya que por los datos de todas las elecciones en las que participaron estos partidos o alianzas, podemos decirles que el resultado será un orsai que invalide todo movimiento para que lleguen a una banca en la cámara baja de la nación.

Es verdad, los candidatos del Partido Socialista generan empatía y parecieran ser los candidatos más convencidos de quiénes son y a dónde quieren ir. Sabiendo que no son la Izquierda, se declaran no ser funcionales a nadie, pero, refiriéndose al peronismo, sí saben a quién tienen más cerca o más lejos, “sabemos que nuestro límite es la derecha de un gobierno como el de Macri”, proclaman.

Y, a pesar de que si no fuera por el socialismo, hoy estaríamos reescribiendo una versión de “Crónica de una muerte anunciada” para todo este sector, igual tenemos que refutar sus dichos: muchas veces, la Izquierda es tan parecida en sus diferencia a la Derecha que hasta le termina siendo por demás útil. Sí, le termina siendo funcional a la Derecha. Y, si por estas diferencias, no llegan a pasar a la próxima ronda, tal vez sea el Socialismo quien capitalice esos votos que lo ayuden a crecer y pensar que “tanto esfuerzo realmente valió la pena” (recordemos que el Nuevo MAS y el Partido Socialista no compiten entre ellos pero los partidos de la Izquierda sí: se enfrentan Dardik y Paulic en una competencia donde uno debe ganarle al otro para seguir a la próxima ronda. Pero, además, ambos deben superar un piso de votos que la ley pide como requisito sine qua non. Y si ninguno pasa ese piso, pensando en el desinterés y que pareciera que muy poca gente concurrirá a votar, ese partido o alianza quedará en orsai y el votante podría volcarse a alguno de los partidos del sector socialista. Y así, con todas las posibilidades de hacer combinaciones entre el partido que quede en el camino y el que logre seguir adelante, se podrán capitalizar esos votos y el día de mañana tener una mejor performance de cara a las elecciones provinciales del 2023).

Ahora, es asombroso notar que todos los partidos de Izquierda tienen algo de socialismo (es más, hasta el Peronismo tiene algo de socialismo, incluso el radicalismo de Alfonsín lo tenía), pero exceptuando al mismo Partido Socialista en Río Negro, todos han sido tan funcionales a la Derecha que parecen no tener un denominador en común. Sin ir más lejos, esta semana la Izquierda se movilizó, cortando puentes, rutas, etc. y demostró serle funcional a la Derecha. Incluso, el próximo 27 también harán una nueva Marcha y Movilización (no discutimos la validez o no del motivo, sólo mostramos la acción directa e innecesaria en este contexto de pandemia que, alborotando las calles del país, le vuelve a dar herramientas a los medios de comunicación funcionales a la derecha del establishment para que sólo muestre una Argentina incendiada y movilizada). Y así, sólo lograran que algún voto más se disperse del peronismo y vaya a esa Derecha que según ellos mismos combaten.

En fin, querido lector, éste es el panorama: hay un socialismo en Río Negro que lo intentó y seguramente seguirá intentando todo para llegar, dentro de los límites de sus convicciones. Y como mencionó nuestro conductor del periodístico radial al entrevistar a Etchecopareborda: «el que más claro tenía lo que quería trabajar fue Paolo. Eso sí, yo no lo voto, porque soy peronista, pero reconozco que fue el más claro de todos en sus propuestas”. Y lo cierto es que eso, lo notamos todos y nos genera mucho respeto. Como asimismo notamos que, en tan sólo dos días, sin respetar la propiedad privada, luchando unidos, atacando juntos a la clase alta y conquistando la simpatía de todos, los carpinchos de Nordelta lograron más por la Izquierda que Nicolás del Caño en toda su gestión.