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Conscientes o no, querido lector, estamos en una cuenta regresiva. Y en esta época electoral, el fenómeno se intensifica: hasta el más escéptico presiente que algo va a pasar (por más que jure lo contrario). El ir saliendo del invierno también aporta su cuota: ¿será que el mismísimo universo intenta traer un poco de cosmos a este caos? Ya asoman flores, brotes y renuevos que matizan los colores de las calles llenas de carteles y boletas deslucidas. Sí, no importa la crudeza del frío, la vida igual se abre paso entre tanta apatía. Irrumpe cada espacio sin pedirle permiso a nuestro cansancio (igual que la política que se mete de prepo hasta en nuestros desánimos). Ya no importa que red social sea: entre las fotos de seres queridos y publicaciones, va a aparecer un convencido mensaje proselitista. Tampoco importa que música haya en los hogares, siempre algún spot en altoparlante nos va a indicar cuál es el son al que debemos bailar. “Pero ¿dónde está el respeto?» -se preguntan los más incrédulos, sin entender a esos “otros” que avanzan convencidos y cantando.

Y en medio de este desborde, pasan los días y va surgiendo una tímida sensación de fe, el deseo consciente de un “ojalá que cambie algo”, un “quizá” entredientes que hace eco en tantas esperanzas malogradas. Y es esta irrupción la que nos vuelve a movilizar y pensar que la política es una especie de religión con la que buscamos re-ligar nuestro ser lleno de creencias y profundos valores con esta realidad tan carente y profana. Ya no es sólo esa sensación del “paraíso que perdimos” (en algún momento, no se sabe ni dónde ni cuándo), sino la posibilidad del “eterno retorno” a una unidad y la coherencia social. Y aunque ambos, al fin y al cabo, sean formas del pensamiento mítico, necesitamos seguir creyendo para continuar avanzando. Por eso, el 12 volveremos a realizar el ritual sagrado de las urnas, esperando volver a sentir que somos protagonistas de algo más grande que nosotros mismos.

Ya se escuchan los cantos triunfantes… “Volveremos, volveremos…” canta el peronismo añorando ser gobierno, como en esa época dorada de Mario Franco. Y sueña volver a ser competitivo en cada elección que intentaba ganar la gobernación. Pero no es el único tiempo originario al cual volver. No, cada uno retoma la versión del mito que más le gusta. Así como el ‘Gringo’ Soria, fiel a su estilo, no usó la consigna “volveremos”, sino el “Luche y Vuelve” (que resuena en las fibras más íntimas de un peronismo aunado, puesto “En Acción” para lograr la vuelta de su líder). Así, Soria, no sólo trascendió la intención del “volveremos” y resignificó el compromiso del “Luche y vuelve” sino que aportó su propia huella en una flecha hacia arriba. Y con esa impronta, más de un peronista rionegrino quedó confundido, sin saber si el volver, será ahora desde Mario Franco o desde el histórico triunfo de Soria que quedó como una materia pendiente.

Los radicales, en cambio, sí tienen en claro desde dónde volver: “volveremo’ a ser gobierno como en el ‘83” -cantan todos (y hasta suena con rima consonante y todo). Ahora, si les preguntás quiénes y a qué quieren volver… mmm… tal vez si pudieran tener en claro eso, sería más fácil pensar el resto. Aníbal Tortoriello, es un poco más específico aunque cambia un poquitito el verso: “ganaremo’ los comicios como en el dos mil quince” -canta esto pensando en el triunfo de la intendencia.

Ahora, en un eco confuso, no se sabe de dónde viene, si es de acá o es de allá, se escucha un canto con fuerza pero que fuerza un poco la rima y presiona voluntades, ¿quiénes serán los que cantan?: “Volveremo’ a comprar votos con cash del Estado otra vez” -nos preguntamos y… ¿será tan así?¿será verdad o será otro mito?

Perdón, me estaba olvidando de la gente de Juntos Somos Río Negro (tantos cantos ya me están mareando). Ellos también cantan el volveremos pero… “a pintar de verde la provincia como la última vez” (no, no sean malos, vade retro mal pensados: no es por la deuda del Plan Castello, ni porque usan dólares, sino porque sus boletas son de color verde, y esta vez, quieren la revancha por la deshonra del 2017 y esperan poder verdear la provincia entera).

Sí, todos quieren volver de alguna u otra forma: al gobierno, a ganar, a estar, a ser… y ustedes, queridos lectores, ¿qué piensan? ¿creen que estos partidos están en el camino correcto, con posibilidades de obtener la banca tan deseada? Nosotros, de lo que sí estamos seguros es que estos son otros tiempos y que la pandemia modificó todos los ánimos. Poca y nada inversión de los candidatos en los medios de comunicación usuales, ¿Será que están calentando motores? ¿Será que después de las PASO pensarán en ganar ganar? ¿Será que no hay fondos? ¿Será que piensan que las radios ya no las escucha nadie?

Sólo Juntos Somos Río Negro tiene el potencial económico para poder abrir locales de campaña, hacer folletos, repartir boletas… (sí, perfecto, si la tienen a la plata y aún nadie preguntó de dónde la sacaron, por qué no usarla). Pero lo importante y lo que hay que a analizar en este caso es que los demás, no tienen plata pero tampoco tienen una agenda estratégica y tienen que encontrar al menos una ventaja.

El Frente de Todos, ¿está muy seguro y por eso muy tranquilo la pilotea como un gran campeón o tal vez está adormecido respetando pactos preestablecidos?

El radicalismo está como si no pudiera hacer pie con firmeza, desfasados, con una agenda de otro tiempo y en sus discursos retomando muchas anécdotas. Bueno, Aníbal sí propone, intenta de todo y en cada lugar de la provincia, espera poder ganar y al aunar esfuerzo con sus competidores ocasionales, ir por la victoria (pero le falta la estructura que sí tiene el radicalismo en la provincia).

Juntos Somos Río Negro, va con desconfianza, pero se atreve de a poco: todo desde las redes, de manera más informal, sobre todo desde el whatsapp. Sí, hacen circular videos y fotos institucionales para los que provisoriamente los acompañan (desde funcionarios, asesores, empleados provinciales, municipales, etc, etc, etc.) los publiquen en sus estados de whatsapp y sepan quiénes son los que los apoyan (en definitiva, es un trueque de estados de whatsapp por manguitos en el Estado).

En fin, “volveremos, volveremos…” ¿no se les pegó ya la canción? A nosotros sí. Volveremos, por supuesto, querido lector, vamos a volver… sí, pero a ver cómo se sacan los ojos sólo por dos bancas de Diputados, con la convicción de que lo importante es ganar, no competir.