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Sabemos que el 9 de Julio de 1816 un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó en una declaración su decisión de poner fin a siglos de dominio colonial español. Por supuesto, fue un hecho trascendental. Y el movimiento de cada una de las firmas sobre el Acta, nos llega como un eco hasta la actualidad. Por eso, hoy no podíamos faltar a un nuevo aniversario de nuestra amada patria y afinar también nuestra pluma, evocando a la de antaño.

Hola, cómo están, queridos lectores, tanto tiempo. Y sí, ya imaginamos la diversidad de respuestas. Y no es para menos: desde un patriótico “Oíd el ruido de rotas cadenas…” pasando por un popular “Libertad era un asunto…”, hasta citar a una irónica Mafalda donde jugando con el inglés dice: “No es lo mismo un país independiente que uno in the pendiente” (sin mencionar a su amiguita Libertad, “chiquitita”, “quemadita” y “de vacaciones” como se señala en el debut de este personaje). Pero, más allá de los vaivenes y sarcasmos que solemos procesar, hay algo que debemos admitir: somos un pueblo que seguimos necesitando firmar y reafirmar nuestra libertad para recordarle al mundo, pero principalmente, para recordarnos a nosotros mismos quiénes somos y qué nos merecemos.

Tal es así que hace un año, en nuestra editorial, escribíamos sobre “La Libertad y las libertades” refiriéndonos a los grupos anticuarentena que se manifestaban por sus libertades restringidas, sin tener en cuenta que, lejos de acorralar al Estado, aumentaban el riesgo del desborde hospitalario y el desgaste de todo el personal de salud (además de coartar el derecho a la información, impidiendo que los periodistas hicieran su trabajo). Y parte de las reflexiones sostenían que: el mal ejercicio de la “libertad” por parte de unos, coartaba la libertad de los otros.

Pues bien, a 205 años de firmar la Independencia y a un año de aquellas plazas llenas de gente, hoy podemos enfatizar nuevamente la necesidad de Libertad en otros ámbitos. Por ejemplo, en la estructura estatal. Sí, es necesario generar un Estado donde los tres poderes actúen de manera independiente y, a su vez, que se tengan los sistemas de control que garanticen ese equilibrio necesario. Pero, esta dupla de Libertad e Independencia no se ejerce de forma aislada sino asociada a tantos otros conceptos como la Voluntad y el Poder.

Por eso, más de un gobernante, en este último tiempo, debe estar pensando y analizando cuál es el valor real de la Libertad cuando en la vida cotidiana rara vez puede actuar libremente en el ejercicio de su poder y voluntad. Claro, equilibrar estos aspectos requiere de mucha destreza. Porque, haciendo extensivo este interrogante, nos preguntamos quién es el que realmente manda hoy: ¿el Estado?¿el gobernante?¿el pueblo?¿el Partido gobernante?¿la oposición?… Si la respuesta es unívoca, hay que considerar los nudos y tironeos que hacen distintos sectores sociales, cómo se va construyendo el poder y limitando la libertad de acción de unos sobre otros.

Por ejemplo, si pensamos en nuestra historia rionegrina, vemos que después de más de tres décadas de gobierno radical, se llegó a afirmar a viva voz que, más allá del gobernante de turno, “mandaba el soberano”. Y verdaderamente era así. A pesar de que por elección democrática fueron elegidos e investidos con la autoridad necesaria, en más de una ocasión se sintió el tironeo entre los trabajadores estatales y el funcionario de turno. Es que cada uno de estos trabajadores de planta permanente desde hacía años, conocía mejor que cualquier funcionario nuevo cómo era el sistema y no había forma de competir con ello (con todas las ventajas y desventajas que implicaba ese arraigo en los roles). Hoy, con muchos de ellos jubilados o retirados, no se puede afirmar esto de forma absoluta por el recambio de trabajadores.

Por otra parte, en nuestra historia actual, también se puede ejemplificar esa disputa y tironeo por mantener un equilibrio entre las libertades de los unos y los otros, incluso entre los tres Poderes. Un escenario donde hubo una muestra clara de ello, fue la elección de los dos Jueces del Superior Tribunal de Justicia. Allí fue evidente que la libertad de poder elegir y de tomar las decisiones por parte de la gobernadora Carreras quedaron supeditadas a las decisiones de una mayoría que integra el Consejo Grande de la Magistratura. Este grupo no es conducido por ella ya que está formado por personas externas al ámbito del ejecutivo: por ejemplo, el Colegio de Abogados y un grupo de Legisladores (y ya quedó a simple vista que no los conduce ella, aunque podría si hubiera tomado la decisión. Pero vaya uno a saber cómo hacer para conducirlos hoy y que esos legisladores tengan el poder asentado en el ejecutivo provincial).

Entonces, si nos seguimos preguntando, qué otros ejemplos y tironeos a la Libertad de acción se tiene a la hora de gobernar, indefectiblemente arribamos a otro punto de tensión: las encrucijadas y disputas partidarias. Y esto incluye, tanto al partido gobernante como a la oposición (en todas sus variantes: disputas partidarias internas y externas, ‘aliades’ por un ratito, traiciones, y el famoso ¿barajamos y damos de nuevo?, que sería motivo de un compendio, más que de una editorial). Pero, si uno se pone a pensar en el poder real que puede tener la oposición a JSRN y quién la conduce, vemos que las aguas están divididas. Y que, aún con ese panorama, siguen habiendo tironeos.

Por un lado, está Martín Soria que ahora remontó un poquito y tiene la posibilidad de conducir un espacio con un pequeño poder territorial. Pero, por otro lado, está el Senador Doñate que siempre apoyó al Kirchnerismo. Y ya se augura una medición de fuerzas: ¿quién prevalecerá? ¿Soria con su cercanía a Alberto Fernández o Doñate con su incondicionalidad a Cristina Fernández de Kirchner? Lo cierto, es que en breve veremos los resultados: quién tiene la libertad para decir “yo soy”, “yo pongo”, “yo sugiero”…

Pero como “mal de muchos, consuelo de tontos”, lo mismo pasa en otros partidos. Ya ven, la libertad de acción que tenía Magdalena Odarda antes de ingresar al ejecutivo, ya no es la misma. Cambió su rol y ya no puede jugar las mismas fichas que tenía antes porque cambiaron las reglas de juego. Lo mismo sucede con el Frente Renovador y el Nuevo Bloque de Legisladores que tiene libertad de acción pero no se sabe hasta dónde. Porque si sus decisiones están atadas a las de Massa, habrá que considerar, entonces, cuánta es su autonomía y en qué medida la libertad de acción del massismo está supeditada a las decisiones de la anterior mandataria o del actual Presidente.

En fin, quizá tengamos que seguir firmando muchas declaraciones de independencia más en este escenario tan dinámico y cambiante. Y en cada acto de firmar y reafirmar quiénes somos y lo que queremos, sigamos construyendo la historia con sus matices más mezquinos y más heroicos. De eso, no hay duda. Pongámosle la firma.