Cuando pensamos en las jugadas que se están haciendo rumbo a las PASO, se nos vienen varias imágenes a la cabeza y, como somos un país futbolero (hay que admitirlo) cómo no festejar como locos el haber ganado la Copa América, cómo no opinar de Messi y de su salida del Barza, cómo no trasladar las gambeteadas políticas a una cancha de césped (decimos de césped porque hace rato que olvidaron cómo era jugar en el potrero).
Por eso, es que nos embarcamos en esta saga editorial política futbolera donde hablamos de las recetas “cortitas y al pie” de algunos candidatos de Juntos, del “tiro libre” que le toca hacer al Frente de Todos. Y hoy, querido lector, vamos a asemejar este panorama a un tiro de esquina. Ya que, si lo pensamos bien, hay que reconocer que a más de un partido político «se le escapó la tortuga«, como decía Maradona (o convenientemente tiraron la pelota fuera de la cancha). Y estas PASO son nuevamente la oportunidad para reanudar el juego y con algo de suerte anotar un gol.
En fin, “sea como fuere ¡que empiece el juego!” – se dicen los radicales rionegrinos y, por supuesto, los del Ari y el Pro tampoco se quedan atrás: siguen atentamente cada jugada (en definitiva, saben que esta oportunidad de juego podrá ser o no la que cambie de nuevo la vida del partido radical y la de ellos mismos).
La hinchada también está como loca. Entre los gritos sugerentes de la tribuna, aparecen tres voces claras que intentan definir quién es el que tiene que patear el córner. Quizá, querido lector, identifiques algunas de esas voces como lo hicimos nosotros:
– ¡Qué lo patee Weretilnek! -gritan algunos candidatos (y no es de extrañarse, varias veces entró a la cancha a patear a su conveniencia).
– ¡Qué lástima que ya no están Pablo Verani y Miguel Saiz! -se lamentan otros recordando viejas glorias.
– ¡Mejor qué lo patee alguien que sea Intendente! -grita uno a viva voz- Pero, que alguien del ARI participe y le alcance la pelota -insiste con firmeza.
Sin embargo, la decisión ya fue tomada y el que va a la esquina a patear el corner, es el afiliado radical (que está allí en la tribuna, expectante y esperando volver a sentir esa emoción que hace rato que no siente). Sí, los casi 40.000 afiliados radicales en Río Negro con su voto van a indicar a quién le hacen el pase para que continúe el juego. Se sabe que en la elección de abril, donde eligieron quién iba a presidir el comité provincial de la UCR, sólo 6.000 sufragaron, que las dos listas casi tuvieron la misma cantidad de votos y que el triunfo se lo llevó el sector de Weretil…, perdón el Sartor… perdón, ¿Sartor dije? quise decir “sector”… el triunfo se lo llevó el sector del extinto Yamil Direne (disculpen, a veces el subconciente más que hablar, grita). Es decir, casi la misma cantidad de afiliados acompañaron tanto a Direne como a Santiago Ibarrolaza, mientras los 34.000 restantes que no votaron, ahora esperan expresarse pateando el corner. Y en el área, esperando la pelota, están Mario De Rege, Germán Jalabert y Aníbal Tortoriello.
Por supuesto, el arquero es Agustín Domingo de Juntos, que sabe muy bien que su futuro como Diputado dependerá de quién reciba el pase e intente hacer el gol. Pero calma, porque al mejor estilo Jens Lehmann, saca de su puño un machete y repasa los ángulos que le ayudarían a mantener las cosas en su lugar. Sí, Domingo sabe que si el afiliado apunta y cabecea De Rege, la debe dejar pasar. Eso es parte de lo que estaría bien para que nada comprometa su camino a la banca.
Ahora bien, si el que llega a patear en el área, es Jabalert, ahí tiene que intentar atajarla. Pero si no llega a hacerlo, bueno, tendrá que asumir la situación y afrontarla.
“¡Por favor, que no vaya a ser que la pelota venga al área y la agarre Tortoriello! Que él haga un gol sería un gran problema. ¡Esa no la podemos permitir!” -se repite Domingo.
Y por qué, querido lector, afirmamos esto. Es que, encuestas fidedignas señalan una elección polarizada tanto a favor como en contra del gobierno nacional (pensemos en la gente disconforme con el abordaje de la crisis sanitaria y económica del país). Y en este contexto (y grieta), a Jalabert se lo ha notado, en algún momento, cercano al kirchnerismo, a De Rege se le han atribuido acuerdos con Juntos, mientras que Tortoriello representa el verdadero voto opositor al gobierno nacional y al kirchnerismo.
Y, como creemos que algún gol va a haber, también podemos decirte, querido lector, qué harían cada uno de estos jugadores al momento de festejarlo:
De Rege, seguro que va en búsqueda de Facundo Manes, Martín Tetaz y Gerardo Morales. Los abrazaría con todas sus fuerzas. Acto seguido, les ofrecería un baile para compartir la conquista.
Jalabert, en cambio, se lo ofrecería a sus compañeros de la agrupación Raúl Alfonsín: iría a festejar con los referentes de algunas ciudades, agrupados y los invitaría a que ellos mismos inviten a otros correligionarios a festejar el triunfo.
Ahora, si le toca festejar a Tortoriello… bueno, ahí cambiaría la cosa: él sólo lo abrazaría a Miguel Martínez, el Intendente de Huergo, y le daría la potestad para que sea él quien lleve adelante el festejo. Entonces, con su bendición, Miguel se acercaría a la tribuna de los 40.000 afiliados y los arengaría a festejar con las siguientes palabras: “Señores, ese gol sólo fue el anticipo de lo que va a seguir pasando. En dos años, Aníbal se irá de gobernador, o sino será Intendente de Cipoletti, seguro. Así que, en dos años seré yo el próximo Diputado Nacional. Soy joven y radical de pura cepa. Llegó el momento de volver a ponernos de pie. Y que el radicalismo vuelva a soñar. ¡Festejemos, señores, que ésta es nuestra!”. Claro, esto lo diría sin olvidar las palabras que Tortoriello le dijo al abrazarlo: “Festejá con el radicalismo, pero no te olvides de invitar a los del ARIa a la fiesta” (y esto, como medio de comunicación, nos consta y damos fe de ello).
Sin duda, querido lector, cada partido de fútbol tiene un atractivo particular, nos distrae por momentos de lo cotidiano, nos genera expectativa, nos emociona, nos saca más de un insulto y lágrimas (de amargura o de felicidad). A veces, queremos saltar de la tribuna, entrar a la cancha y demostrarles cómo se juega, a quién pasarle la pelota, a quién hacerle un full (sí, la maldad también está en nuestras venas). No podemos negar que ese fuego sagrado arde en nosotros y nos entusiasma. Y la política también genera pasiones que pueden ser más peligrosas porque esas jugadas impactan directamente en nuestra vida cotidiana. Y es allí dónde más involucrados y expectantes deberíamos estar. Por eso, los invitamos a seguir mirando las jugadas y los pases de los políticos, a decirnos a quién pondrían en los equipos, a quién le darían la pelota y por qué no, a quién le harían una falta. Al fin y al cabo, es parte de la esencia de este juego.